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Universidad Complutense de Madrid
Ética y Deontología del Trabajo Social
Curso 2013/2014

miércoles, 14 de mayo de 2014

Reflexión sobre las migraciones.

Muchas son las razones por las que las personas están atravesando las fronteras del mundo, a una escala sin precedentes. Y parece claro que en un orbe cada vez más comunicado y globalizado, la fractura que separa los continentes ricos de los pobres constituye el principal de los mecanismos que han puesto en marcha los flujos migratorios que amenazan la estabilidad y el bienestar de los países receptores, coyunturalmente en crisis. El pragmatismo político concibe lo que alguna vez se ha llamado “modelo circular”: que vengan cuando los necesitemos y se vayan cuando no. Priman los intereses económicos en detrimento de los valores morales.

En Europa se han defendido históricamente valores morales que amparan los derechos de los más desfavorecidos. Por eso las soluciones prácticas que delatan una indiferencia moral (como la falta de respuesta al clamor de la muerte en Lampedusa) no terminan de dejar un poso de mala conciencia. En esta circunstancia en la que el altruismo de los países del primer mundo está sufriendo una retracción y un quebranto manifiestos, todavía queda, una sensibilidad hacia aquellos que huyen de las situaciones más dramáticas: la persecución, la tortura, la guerra, la muerte. Es este el caso de los refugiados y refugiadas. Sus razones conmueven la conciencia de cualquier ser humano. Se encuentran en los niveles más profundos del dolor y la desesperanza.

Candela Peláez Cornejo 3ºA

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