Los Trabajadores Sociales, tenemos como
objetivo, que las necesidades básicas, tanto individuales como colectivas estén
totalmente cubiertas. Uno de los principales colectivos con los que trabajamos
son las personas sin hogar, que como ya sabemos, carecen de esas necesidades, por
lo que nosotros como profesionales, tenemos que darles respuesta a las
necesidades básicas de las personas sin hogar y en exclusión grave.
Según datos extraídos de la revista Mira a las personas sin hogar,
publicada por la Red Europea de Lucha contra la Pobreza (EAPN). Existe una
serie de datos sobre las personas sin hogar, que la mayor parte de la población
desconoce:
1.
Las personas sin hogar han vivido una
media de 7
u 8 sucesos traumáticos encadenados, mientras el resto de las
personas sufren una media de 3 ó 4 a lo largo de su vida.
2.
Hay 30.000 personas sin hogar en
España. Unas 273.000 viven en viviendas que no tienen las condiciones mínimas.
La edad media de las personas sin hogar es de
38 años y
cada vez hay más jóvenes sin hogar.
3.
Casi la mitad de las personas sin hogar
son extranjeros, la mayoría sin papeles.
4.
Cinco de cada seis sin techo son
hombres, aunque el número de mujeres in hogar sigue creciendo.
5.
Dos de cada tres personas sin hogar han
alcanzado un nivel de educación secundaria y el 13% tiene estudios universitarios.
6.
El 11,8% de las personas sin hogar trabaja. Sólo entre el
10 y el 15% practica la mendicidad.
7.
El 40% ha sufrido robos y el 3,5%, la
mayoría mujeres, ha sufrido agresiones sexuales.
8. Un
tercio de las personas sin hogar padece alguna enfermedad mental (aparecida
antes o propiciada por el hecho de vivir en la calle). La práctica totalidad de
estos casos no recibe tratamiento.
9. Los
factores que pueden hacernos más vulnerables a terminar sin hogar: vivir en una
localidad distinta a la de nuestros familiares, la precariedad laboral.
10. La
mayoría de la ayuda pública y privada a las personas sin hogar se centra en
darle comida, cobijo temporal, abrigo; pero todavía hay pocos servicios
sociales centrados en la recuperación personal, de la autoestima o de la
voluntad de los sin hogar para mejorar su situación.
En estos últimos años se está
asistiendo a un cambio en los modelos de atención y a una evolución de los
propios servicios y programas destinados a las personas sin hogar:
profesionalización del sector, mejora en las infraestructuras de los servicios,
diversificación de programas y servicios destinados a la inserción social y
laboral, nuevas fórmulas de financiación apoyadas por las propias
administraciones, y un mayor entendimiento y coordinación entre asociaciones e
instituciones públicas. Todo ello ha favorecido la diversificación de los
recursos, programas y servicios, por lo tanto una mejora en la calidad de vida
de las personas sin hogar, pero con la crisis, son muchos los programas que se
están eliminando y esa mejora poco a poco se está viniendo abajo.
La Madre Teresa de
Calcuta decía “si juzgas a la gente, jamás tendrás tiempo de amarla”. Como
trabajadores sociales, nosotros somos los que decidimos la forma de nuestra
intervención a través de unos cánones éticos, que son, los que en gran medida
hacen que nuestra labor sea efectiva. Por ello, no debemos dejar que este
colectivo pierda todo lo conseguido, tenemos que identificarnos con ellos para
ayudarles a cubrir sus necesidades y mejorar sus vidas.
Gema González Pacheco
menuda gilipollez
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