Alumnos

Universidad Complutense de Madrid
Ética y Deontología del Trabajo Social
Curso 2013/2014

martes, 29 de abril de 2014

PENA DE MUERTE



La pena de muerte es un elemento de defensa social y sanción moral, pero impide que el culpable aprenda del castigo, que sería el motivo principal de su aplicación. Mediante estudios ha sido demostrado que en los estados en los que está en práctica esta sanción, no han disminuido los delitos.
Existe entre los ciudadanos un miedo a la fuga del preso, o a que no alcance la reinserción social y cometa los mismos crímenes que le llevaron a la cárcel, por eso la pena de muerte serviría como “limpiador” de  las calles, eliminando poco a poco a los ciudadanos propensos a cometer crimines. Esto no sería “justo” ya que se pondría en entredicho la capacidad de reinserción del individuo en la sociedad, una vez que haya cumplido el castigo correspondiente a sus acciones.
Otro argumento sería el coste económico, puesto que algunos defensores de la pena de muerte muestran que es  más rentable ejecutar a un preso que las alternativas que se presentan a dicha sanción, pero contabiliza el coste social de dicha condena.
La inviolabilidad de la vida humana es una verdad universal. Una persona culpable no deja de ser humano a pesar de que los crímenes atroces que haya cometido denoten lo contrario. 
Por último no hay que olvidar que la pena de muerte atenta contra la dignidad humana, pero en muchas ocasiones los crímenes cometidos atentan contra la dignidad humana de otras personas, que al igual que el criminal, tenían derecho a la vida.
¿Es la pena de muerte una solución contra la reincidencia y por tanto así una forma de sanear a la sociedad?

Por otro lado, en cuanto a la pena de muerte podemos encontrar sujetos perjudicados de forma colateral por este sistema penal. El caso de Earl Washington (http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/misc/newsid_3606000/3606473.stm) y Ray Krone (http://www.rtpa.es/sociedad:Ray-Krone,-un-estadounidense-que-sobrevivio-al-corredor-de-la-muerte-siendo-inocente_111370597230.html) son solo dos ejemplos de casos, de una larga lista, en los que se ha aplicado una condena de pena muerte y a posteriori se ha ratificado por errores en el proceso judicial. Entre los factores que pueden llevar a la condena de un inocente se incluye, como pueden ser defensas inadecuadas, mala actuación policial y fiscal, perjurio y testimonios erróneos por testigos oculares, prejuicio racial, testimonios poco fiables obtenidos de compañeros de prisión, supresión de pruebas atenuantes y mala interpretación de las pruebas y presiones por parte de la comunidad.
Ante esta privación de la libertad y además, añadiendo, que se ha determinado de forma injusta, ¿Hasta qué punto una persona o grupo de personas, puede o no, determinar la libertad de un individuo y en el caso más extremo que encontramos, privarle de la vida?

Casado Maroto, Carlos
Naranjo Martín-Sonseca, Nora

3ºA

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