De acuerdo a lo que hemos estado viendo en clase
sobre los dilemas éticos del trabajo social, uno de los casos en los que mayor
dilema se presenta en el los de violencia de género. Hay quienes tienen muy
claro cuál sería su actuación, pero también hay quienes necesitan un apoyo
externo de coordinación con el equipo para resolverlo.
Como trabajadores sociales estamos inmersos en
situaciones de dilemas éticos todos los días, es preciso tener en cuenta, que
siempre vamos a trabajar en equipo y podremos buscar otras opiniones antes de
tomar una decisión.
Así mismo es importante que los profesionales
sepas manejar las situaciones y evitar mezclar nuestros sentimientos a la hora
de intervenir.
Os presento este caso que relata una estudiante
de la universidad de Huelva y cómo hace frente a él y los dilemas éticos del
trabajo social que se presentan.
caso:
Persona que acude al servicio:
Mujer de 56 años, derivada por el Servicio de Salud
Mental que acude a consulta
acompañada de su marido y pide que lo deje pasar.
Presenta trastorno depresivo
recurrente en tratamiento por el equipo de salud mental con ansiolíticos y
antidepresivos durante cinco años.
DEMANDA: La mujer es derivada para su inclusión en grupos
socioeducativos de habilidades sociales para mujeres. (Estos grupos tienen como
objetivo ayudarles a activar sus propias habilidades y recursos de
afrontamiento, a los problemas de salud de origen psicosocial, se trata de un
taller que se desarrolla en 8 sesiones con periodicidad semanal).
INVESTIGACIÓN: Se comienza con una entrevista personal de
valoración. Le pregunto los motivos de su derivación al taller: Me dice que
tiene una fuerte depresión, que está muy triste, no le ve sentido a la vida;
cree que no vale nada porque ni siquiera sabe leer ni escribir.
Se manifiesta como una mujer muy
insegura, con poco cuidado de su estética.
Cuando le explico que le voy a
hacer el test de apoyo familiar, me contesta entre dientes que ella “tiene poco
apoyo familiar” y me hace señas con los ojos señalando al marido por lo que
decido dejar el test para otro momento.
En síntesis su contexto socio
familiar es el siguiente:
*Composición familiar: Familia formada por el matrimonio, un hijo y
su novia. Tiene tres hijos más independizados. No tiene relación con su familia
de origen desde que se casó.
*Nivel de instrucción: No sabe leer ni escribir.
*Situación económica: No ha trabajado nunca fuera de casa. El
marido se ha jubilado recientemente por invalidez, pensionista, trabajaba en la
construcción. El hijo trabaja por cuenta ajena en un comercio.
*Vivienda: Residen en barriada de autoconstrucción de inmigrantes venidos
de las zonas rurales a la ciudad durante los años 70.
Valoración inicial: Sospecha de malos tratos por los siguientes
indicadores: depresión, ansiedad, baja autoestima, conducta no verbal.
Primera intervención: La incluyo en el grupo de habilidades
sociales y la derivo al Centro de
Educación de adultos.
Empieza a acudir al grupo de
habilidades sociales, durante los dos meses de duración solo falta una vez.
Solía venir acompañada del marido que la traía y la esperaba fuera.
Durante las sesiones explicó que
se sentía muy sola, que no se daba valor ninguno y pensaba que nadie la
valoraba, que toda su vida había estado solo atendiendo a la casa y a la
familia sin que a nadie le importara su vida, manifestaba tener apoyo solo del
hijo que aún vivía en el domicilio familiar.
Al mismo tiempo había empezado a
acudir al centro de adultos y estaba muy contenta.
En la última sesión, consigo que
se quede un rato al terminar para poder hacerle valoración a solas, estando el
marido fuera:
Explica que su profundo malestar
viene de la relación con su marido: menosprecios, insultos, descalificaciones
continuas. Describe al marido como muy celoso, muy pendiente de ella, peor desde
que se jubiló por enfermedad.
Él le ha propuesto alguna vez
separarse pero al preguntarle ¿cómo se vería si llegaran a separarse?
Contestaba que “no me veo de
ninguna forma”, “¿dónde iría yo con 55 años?” “¿Qué sería de mi marido que está
enfermo?”
No se ve capaz de vivir sola o
con alguno de sus hijos, ha estado con el marido desde los 16 años: “yo tenía
otro pretendiente que me gustaba más pero él me perdió y ya no tuve más remedio
que casarme con él”
PROBLEMAS Y NECESIDADES IDENTIFICADAS:
- Mujer víctima de violencia de
género: maltrato psicológico, sexual, social y económico.
Anteriormente también físico
- Escasa o nula autoestima.
- Escaso apoyo familiar.
- Aislamiento social.
- Falta de habilidades sociales
- Dependencia económica
- Dependencia emocional
- Depresión
PLAN DE INTERVENCIÓN:
Objetivos: Acompañarla en el proceso de toma de conciencia de su
situación y toma de decisiones.
Aumentar su autoestima mediante
su participación en el grupo de habilidades sociales y Centro de
Educación de Adultos. Derivación
al Instituto de la Mujer para el tratamiento de la situación de maltrato.
Actuaciones y evolución del caso: Le planteo la necesidad de un
abordaje en profundidad del problema y le propongo que acuda al Instituto de la
Mujer (IAM) para los grupos de terapia de mujeres maltratadas y cito para nueva
entrevista individual. Al marido le dirá que va a un médico especialista al
estar el servicio de especialidades relativamente cercano a la sede del
Instituto.
Consigue acudir a la entrevista
sola y me dice que me dice que no pudo encontrar el IAM y perdió la cita.
Habla abiertamente de sus
relaciones: insultos, hablar mal de ella, acusarla de tener “queridos” y de soñar
con ellos hablando en voz alta. La “fuerza” sexualmente. Hasta hace algún
tiempo maltrato físico y amenazas de agresiones físicas.
Afirma que el Grupo de mujeres y
el Centro de adultos le sirvió para “ver la luz” pero que continúa igual. Está
dispuesta a volver al IAM.
Vuelvo a derivarla y le doy de
nuevo otra cita de seguimiento.
A esta cita no acude y realizo
informe para la Fiscalía de Violencia de Género.
Al mes acude sin cita: Fue al IAM y la han
puesto en lista de espera para grupo terapéutico.
Continúa con la autoestima muy
baja y las discusiones en casa. Como resultado del informe que se emitió a la
Fiscalía, según manifiesta, es que la policía la llama de vez en cuando para
ver cómo está.
No aclara si han hablado con el
marido.
INTERVENCIÓN: Le refuerzo que acuda a las terapias de grupo y le
propongo que participe de nuevo en el siguiente grupo de habilidades sociales.
Al mes siguiente comienza a
asistir a un nuevo taller de habilidades sociales, se muestra mucho más
animada, participa más, se ríe, etc. Afirma que “no se toma tan a pecho lo que
le dice el marido”. Sólo falta a una de las sesiones.
Durante el verano no acude para
seguimiento y en septiembre acude a consulta sin cita, estoy en una reunión y
salgo un momento para atenderla, viene muy alterada: la Fiscalía los ha citado
y dice no saber porqué ni quien les ha informado. Le recuerdo que hice un informe
a fiscalía en enero pero que desconozco si se refiere a ese o a otro más
reciente que hayan podido hacer del IAM. Le doy cita para esa misma semana para
aclarar qué ha pasado. No acude ni a esa cita ni vuelve a pedir cita conmigo.
Me pongo en contacto con el IAM,
le habían propuesto participar en los grupos terapéuticos para mujeres víctimas
de violencia de género. Me explican que en el mes de abril la Fiscalía pidió información
sobre la mujer, pero aún no había empezado a acudir a los grupos.
Posteriormente, participa en los grupos terapéuticos desde abril a junio. A
finales de junio, el IAM envía certificado de asistencia a los grupos a
Fiscalía, desde entonces no ha vuelto.
Hablo con su médico de cabecera:
Continúa muy mal de ánimo. Él le ha dicho que “se tiene que separar” y la ha
derivado al dispositivo de salud mental.
Tras no acudir a varias citas con
salud mental acude a una consulta que realiza el psiquiatra en el propio centro
de atención primaria, me avisa y realizamos la entrevista conjunta. Está mucho
peor, el psiquiatra la diagnostica: Depresión mayor. Desvalorización. Culpa
excesiva. Cansancio.
Dificultad para concentración.
Pensamiento recurrente de muerte.
No quiere intervención alguna, no
aclara qué pasó en fiscalía, continuará con la medicación.
En seguimientos posteriores llamo
por teléfono y se pone el marido, le pregunto cómo está su mujer y le indico
que quiero ofrecerle participar de nuevo en el taller, solo contesta que le
dará el recado.
Durante los meses siguientes, la
mujer no acude a consulta con su médico de cabecera, a petición mía la llama él
y habla con ella, le dice que continúa muy mal y “ha descubierto que el marido
tiene a otra”.
Actualmente continúa en
tratamiento por salud mental por depresión. No ha vuelto a contactar conmigo.
DISCUSIÓN
El caso sirve como ejemplo de
dilema ético, donde se plantea a un tiempo el imperativo legal de informar a la
Fiscalía del conocimiento de un delito y la importancia de adaptar el trabajo
al proceso de toma de conciencia y decisión de la mujer víctima de violencia de
género. Este proceso requiere acompasar el tratamiento al ritmo de cambio de la
mujer, que en casos muy arraigados puede ser muy lento, por otro lado no
podemos inhibirnos de los aspectos jurídicos pues siempre la mujer corre
riesgos que hay que evitar.
Como solución a este problema se
plantea estrechar los lazos de comunicación y coordinación entre las distintas
instituciones que atienden a las víctimas de violencia de género.
FUENTE: http://rabida.uhu.es/dspace/bitstream/handle/10272/4977/Dilemas_eticos_en_casos_de_violencia_de_genero.pdf?sequence=2
Alejandra Acosta Rengifo
3º
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