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Universidad Complutense de Madrid
Ética y Deontología del Trabajo Social
Curso 2013/2014

domingo, 18 de mayo de 2014

Pena de muerte. Sudán.




Sudán, república del África nororiental, es el país más extenso de los países del continente africano, además de ser uno de los países en los que aún se aplica la pena de muerte a su población por delitos, que bajo el entendimiento de su sociedad y cultura se catalogan como "graves". La aplicación de la sentencia de la pena capital es a causa de sodomía, hacer la guerra contra el estado, apostasía, prostitución, traición, actos que podrían poner en peligro la independencia o unidad del estado, asesinato, robo armado, posesión de armas y contrabando.
En este caso vamos a centrarnos en la pena de muerte por apostasía, la cual ocupará el centro de nuestro siguiente caso. La apostasía se entiende como la negación, renuncia o abjuración a la fe en una religión, así como la salida o abandono irregular de una orden religiosa o instituto.

Volviendo a Sudán, cabe destacar que las religiones que se practican son el Islam, en un 70% de su población, religiones tradicionales, en un 25% y el cristianismo, con un 5% de practicantes entre la población de Sudán.

El caso que va a presentarse a continuación es de actualidad, pues sucedió hace apenas una semana:



Un tribunal de Sudán condenó, el jueves 15 de Mayo de 2014, a muerte a la doctora Miriam Ishaq, de 27 años, por haberse convertido al cristianismo, aunque la pena no se aplicará hasta dentro de dos años.  
El abogado de Miriam afirmó que el plazo de tres días que tuvo para que rectificase culminó en que no renunció a la religión cristiana. Según esto, Ishaq fue condenada a 100 latigazos y después a ser ahorcada.
Un tribunal condenó, cuatro días después, a la sudanesa a pena capital por apostasía y adulterio. El magistrado retrasó el cumplimiento de la sentencia hasta dentro de dos años, para dar tiempo a que la mujer dé a luz al hijo que está esperando y termine de amamantarlo en ese tiempo. Ishaq, embarazada de ocho meses y con otro hijo de dos años.
Su esposo cristiano fue absuelto del cargo de adulterio por falta de pruebas, tras argumentar que había contraído matrimonio con ella cuando ya había cambiado su religión.
El tribunal recordó que la ley sudanesa prohíbe la conversión del islam al cristianismo y que, por tanto, la acusada cometió adulterio al ser “nulo” su matrimonio como cristiana.


Conociendo el caso, podemos considerar que el fanatismo religioso al que pueden llegar algunos países, supone un gran riesgo para los derechos humanos y la tolerancia religiosa.
Por último, independientemente de la intervención de algunos representantes de grupos de derechos humanos y diplomáticos de algunos países occidentales en estos temas tan comprometidos, la pena capital que se le aplica a esta mujer es un arma de doble filo, ya que se le priva del derecho a la vida y además genera un problema en su familia, ya que sus hijos se criarán sin un pilar fundamental en el desarrollo como persona, que es la figura de una madre, y esto no se tiene en cuenta a la hora de aplicar la condena.

Casado Maroto, Carlos

3ºA

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