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Universidad Complutense de Madrid
Ética y Deontología del Trabajo Social
Curso 2013/2014

viernes, 16 de mayo de 2014

La cultura del bien y el mal

Toda persona desde su niñez, ha podido discernir aquello que, por norma general, estaba dentro de lo que se entendía como bien o se entendía como mal. Pero estos conceptos del bien y del mal, en muchas ocasiones, son muy relativos. Sobre todo cuando distinguimos prácticas o costumbres de diferentes países o zonas geográficas. Lo que para uno está bien, o puede parecer lo correcto, para otra persona puede significar totalmente lo contrario. Un ejemplo de ello puede ser el acto de eructar en la mesa: lo que en occidente suele resultar un gesto descortés, en determinadas zonas se relaciona con la plena saciedad por parte del comensal, y su agradecimiento por la comida. Pero esto es sólo un simple gesto que no acarrea graves consecuencias. El problema se presenta cuando por medio de diferentes costumbres en determinadas culturas, se realizan actos que conllevan una mayor discusión debido a su trascendencia y gravedad. Entre ellos se encuentran prácticas como la ablación del clítoris (conocida como la mutilación genital femenina), o matrimonios de conveniencia (incluso con el propio agresor de la persona que ha sido violada) entre otras muchas.
Aunque parezca chocante, en este último caso no sólo entra en juego la cultura y tradición, sino que también, el propio Código Penal de la zona. En Marruecos, el artículo 475 del Código Penal marroquí, permite al agresor o violador de una menor, casarse con su víctima.
El caso de Amina Filali de 16 años, es uno entre muchos. La joven fue violada y obligada a casarse con su agresor por medio de un pacto familiar amparado por la ley marroquí. Tiempo después, Amina se quitó la vida tragando unas cucharadas de matarratas.
Desde mi punto de vista, este tipo de prácticas, de costumbres e ideas resultan inhumanas y despreciables. Considero que se deben respetar las costumbres ajenas y que es lógico que existan diferencias entre las distintas culturas. Pero en el momento en el que se deja de respetar la vida ajena, se debe dejar de respetar y atajar dichas costumbres.
La dificultad radica en el modo de intervenir para evitar que este tipo de actuaciones sigan produciéndose con total impunidad. Desde diversos colectivos se está intentando dar a conocer este tipo de situaciones y que tengan una mayor repercusión mediática, para que casos como el de Amina, no queden en el olvido. Pero hasta que las autoridades no actúen en consecuencia y sobre todo, no se derogue dicho artículo a favor del matrimonio con el agresor, será difícil que se produzca cambio alguno.
Mientras la vida y el transcurso de la misma se base en el respeto, los conflictos serán anécdotas pasadas, el sufrimiento una mala pesadilla y la vida, el tiempo de felicidad que debería ser.

La generosidad, el apoyo y el respeto hacia los y las demás, es lo que nos hace ser humanos y en el momento en el que lo perdamos, definitivamente lo habremos perdido todo.



Daniel García Pasca     3ºA

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