LEY DE DEPENDENCIA O LEY DE PROMOCIÓN DE LA AUTONOMÍA
PERSONAL.
La ley mal llamada de la dependencia, es un ley que no busca
ayudar a las personas que son dependiente sino ayudar a las personas para que
sean lo menos dependientes posible.
La ley tiene un nombre que aclara el objetivo que intenta desarrollar,
esta ley tiene el título de “Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de
la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia.”
Ciertamente la ley tiene muchas carencias y como se ha dicho en este
mismo blog “el último dictamen emitido del Observatorio Estatal para la
Dependencia entre 60.000 y 70.000 personas han fallecido esperando una
prestación en los últimos 2 años.” Pero la cuestión ética todavía está sin
resolver.
En un Estado del Bienestar el Estado tiene que proveer al ciudadano de
servicios sociales y es en este punto donde la ley inflige un duro golpe a
quizás la carencia que ha sufrido el ciudadano español pero el problema ético
se encuentra en que no es ético hacer que los ciudadanos se conviertan en
ciudadanos dependientes de las ayudas que proporciona esta ley.
Incluso en este sentido hay que pensar porque la ley que intenta que
las personas no sean dependientes tiene que dar prestaciones económicas, a
menos como en la mente de muchos ciudadanos
este presente que una persona es o no dependiente según su nivel
económico. La ley es clara en este punto el nivel económico no influye en este
aspecto de las necesidades del ciudadano pero las quejas acerca del olvido de
la ley es que las prestaciones económicas no se tramitan y además se están
reduciendo significativamente según en qué región del país se esté estudiando.
Por tanto la duda que asalta es que si la ley se concibió para
conseguir que las personas fuesen menos dependientes y el ser o no ser
dependiente no se circunscribe al nivel económico como es que las quejas acerca
de la ley sea que está mal financiada y que las tramitaciones de ayudas son
lentas.
Quizás la ley tiene sentido y lo que ocurre es que nosotros, los
ciudadanos solo entendemos la dependencia como un déficit de recursos
materiales.
Héctor Candón Almansa
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